El escaparate de cualquier comercio refleja la esencia de lo que se está vendiendo, pero también es el espejo de una forma de hacer, de un estilo de vida o de una filosofía comercial. Un buen escaparate es fundamental para impactar al viandante, especialmente a la hora de captar clientes nuevos. Por muy bueno que sea nuestro producto, si no lo mostramos de la forma adecuada, podemos estar echando a perder nuestro negocio.
Bebés, mamás, deportistas, estudiantes, jóvenes, personas de la tercera edad, etc…, todos, sin excepción, somos consumidores potenciales de los productos que se encuentran en las parafarmacias. Conseguir que la mayor cantidad posible de esos consumidores pasen al interior de nuestro establecimiento y se conviertan en clientes, debe ser nuestro objetivo. Ahí es, donde nuestro escaparate, se convierte en una herramienta básica para conseguir este objetivo.
El escaparatismo es todo un arte y aunque nuestros recursos puedan ser limitados, lo más importante es elegir un concepto que sea capaz de adaptarse a nuestro producto y mostrar sus cualidades de la forma más adecuada. No es necesario tirar la casa por la ventana, sólo conocer nuestro producto y hacerlo atractivo a la clientela de forma original.
El escaparate de tu negocio debe de quedar integrado con la totalidad del establecimiento. Ya sea un espacio abierto o un escaparate cerrado, debe concordar con el estilo, la filosofía y el diseño de la tienda, así como ser armónico con la fachada en la que se encuentre. No obstante, ésto no ha de suponer un límite a la originalidad y no ha de entrar en conflicto con los principios de impacto y diferenciación. Originalidad, creatividad, innovación son requisitos indispensables para cumplir con la principal función de un escaparate: llamar la atención.
Recuerda, el escaparate es la carta de presentación de nuestra parafarmacia y, cuanto mayor sea el impacto en el cliente, mayores posibilidades de que éste invierta unos minutos de su tiempo en contemplar el mensaje que quieres lanzar. Tu escaparate tiene que invitar, a tus potenciales clientes, a entrar en tu establecimiento, bien sea porque les ha gustado lo que han visto, bien sea porque se han quedado ‘con ganas de ver más’.
Antes de ponerte manos a la obra plantéate:
• Definir el tema del escaparate.
• Determinar objetivos.
• Fijar presupuesto.
• Plasmar las ideas en un papel (esquema).
• Decidir los materiales y herramientas.
• Elaborar el escaparate.
• Presentar.
• Evaluar resultados.
Y dicho todo esto, ¿por dónde empezamos?. Pues en este artículo vamos a centrarnos, específicamente, en el “espacio físico” del escaparate.
Disposición.-
Nuestra exposición siempre debería de estar levantada un mínimo del suelo. Los objetos expuestos a nivel del suelo desdicen mucho. Disponer de una estructura que aporte un mínimo de altura (al menos 50 cm.) es importante para poder trasladar visualmente nuestro mensaj”.
Para romper la monotonía, podemos preparar diferentes alturas o estructuras que nos permitan crear distintas sensaciones e imágenes en las mentes de los consumidores. Existen diversas técnicas de composición a la hora de disponer los productos y objetos. Así, la composición vertical o en rectángulo horizontal, sugiere equilibrio y elegancia, mientras que la horizontal, alude a la placidez y al descanso. Una disposición diagonal, llama a la acción y empuja la vista hacia una determinada dirección, al tiempo que las estructuras curvas, significan sensualidad y movimiento o energía si son muy cerradas.
Iluminación.-
Es uno de los aspectos que, en ocasiones, pueden quedar algo descuidados pero que son de vital importancia, tanto para llamar la atención, como para conseguir que los viandantes se detengan durante unos segundos frente al cristal.
Es importante que analices la luz natural con la que cuenta el escaparate durante el día, antes de decidir la luz artificial que vas a instalar. Conviene una luz abundante y bien enfocada, de forma que no genere reflejos que molesten a quien lo está mirando. Se puede elegir entre iluminación general del conjunto o una iluminación focalizada, para resaltar un producto en un entorno minimalista. Procura esconder los puntos de luz, cables, alargadores, etc…., a no ser que éstos formen parte de la escenografía.
Poner un reloj temporizador que controle los encendidos y apagados de la luz, es muy recomendable. Debes conocer hasta qué hora hay gente paseando por tu calle en las diferentes épocas del año y ajustar el temporizador en consecuencia.
Cuida por tanto la iluminación de tu escaparate además de la de tu tienda, es clave para impactar y resaltar.
Fondo.-
Un buen escaparate puede pasar inadvertido si no se cierra el fondo adecuadamente. Es el gran descuidado de la mayoría de escaparates en parafarmacias. Utilizar telas, papeles de colores, vinilos o lonas impresas, puede ayudarnos a resaltar nuestro escaparate y encuadrar el producto.
Un tono claro suele ser un fondo ideal para colocar prácticamente cualquier cosa. Si se va a utilizar otro tipo de fondo conviene hacerlo de forma puntual y evaluar si la gente que pasa se detiene y dedica un tiempo a ver lo que expones. De no ser así debes corregir de inmediato los fondos.
Distribución.-
Diseñar un esquema del escaparate que deseas preparar, te ayudará a ver, con más claridad, que montaje necesitas y te servirá para tenerlo todo preparado antes de empezar el cambio.
A la hora de elegir el lugar que ocupará cada producto, hay que tener en cuenta las líneas visuales más importantes. Hay que tener en consideración que no toda la superficie del escaparate tiene la misma visibilidad a los ojos del cliente. Los productos colocados a la altura de los ojos (zona caliente) son aquellos que adquirirán un mayor protagonismo, seguidos de aquellos situados a la altura de las manos. La franja situada a la altura de los pies debe de ser la menos utilizada y, normalmente, quedará relegada al emplazamiento de objetos grandes o elementos decorativos. La línea visual por encima de los ojos debería de quedar postergada a un uso muy ocasional.
En base a estas consideraciones lo ideal será poner, en la zona caliente, los productos de temporada para que sean más visibles y en el resto de zonas, colocaremos aquellos productos que se mueven todo el año y que, por ello, no necesitan tanta visibilidad.
También conviene agrupar los productos por línea (cosmética, higiene, fitoterapia, alimentación infantil, etc..), para facilitar la focalización del cliente y que éste pueda hacerse una idea rápida de lo que puede encontrar en el interior. Además, si necesitas destacar algún objeto por encima de los demás, hazlo de forma inequívoca y utiliza todos los recursos para desviar la atención hacia el punto de tu elección.
Adornos.-
Debes poner adornos que hagan tu escaparate más atractivo, pero sin caer en el error de colocar demasiados objetos decorativos o excesivamente llamativos. Corres el peligro de que los posibles clientes recuerden más los adornos que lo que había expuesto y le restemos así protagonismo a los productos. Los adornos deben servir simplemente para dar ambiente, originalidad, elegancia y sobre todo, para destacar aquellos productos que les acompañan.
En una próxima 2ª parte de este artículo, comentaremos temas como cuándo, cuáles y cuántos productos colocar y la importancia de la cartelería.